Como mandamientos:

Es bueno ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivirla con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho para ser insignificante.
Charles Chaplin

A veces uno sabe de que lado estar simplemente viendo los que están del otro lado.
Leonard Cohen

lunes, 9 de marzo de 2015

Yo no podría vivir sin ti



El día en que publiqué un relato de homenaje a mi querida madre hubo quien me pidió, y no le faltaba conciencia y razón, que, por dignidad, hiciese lo mismo con mi apreciada hermana del alma. Y fue este asunto que fui demorando a la espera de que llegara el momento de un fatal desenlace previsto y no deseado durante años porque solo entonces podría relatar, de forma cumplida y precisa, lo que era una total dedicación, en cuerpo y alma les puedo asegurar, de días, meses y años hacia la persona que le dio la vida. Y llegado ese momento, que no deseaba y que a su vez pedía a Dios que fuese liviano sin que al final, al menos en ese sentido, mis plegarias obtuviesen respuesta, me encontré vacío, desolado y sin fuerzas. Y fue entonces, ahí si me debieron echar una mano desde las alturas, cuando ella, mi querida infanta de los lloros, apareció con esta sentida joya que ahora les ofrezco y que nunca jamás este humilde servidor de ustedes hubiese podido ni llegar a imaginar. Después pensé que foto era merecedora de acompañar tan sentido homenaje y no dudé al escoger una que había tomado algún tiempo antes de que mi madre partiese hacia el país de nunca jamás y que había sido tomada una mañana, a bote pronto y sin pensarlo. Y la escogí, a pesar de que much@s que la conocieron la encontraran irreconocible, porque les puedo asegurar que me inspiraba, y me inspira, tanta ternura que no puedo evitar que velos de agua cubran mis ojos cada vez que la contemplo.


      Con motivo del 14 de Febrero, más conocido como el día de San Valentín, nuestra profesora María nos propuso realizar un nuevo trabajo, en el que cada uno de nosotros teníamos que escoger una canción de amor que nos transmitiese algo importante.

   Yo escogí la canción titulada Yo no podría vivir sin ti compuesta por el cantautor Joan Baptista Humet en 1982.

  La mayoría de las personas entienden que el 14 de Febrero es el día de los enamorados, pero ¿Sabéis una cosa? Se puede estar enamorado de muchas personas, incluso se puede estar enamorado de algún lugar o enamorado de algo como la música. Por ello yo os voy a hablar de un tipo de amor que no es el típico amor de pareja, sino el amor de una madre a un hijo, de una persona hacía otra que lo da todo por ella y por su bienestar. Os voy a hablo del amor de mi abuela hacía mi tía.

   Bueno, esta es una canción que llevo escuchando desde pequeña porque mi padre me la ponía. De pequeña no me paraba a pensar en la letra, no me paraba a pensar ¿qué estará diciendo? Sin embargo, hace unos días decidí crear una lista en Spotify a la que titulé “Recuerdos de papá” en la que he ido introduciendo distintas canciones que a lo largo de mi vida me han marcado y que mi padre me enseñó. Entonces, añadiendo canciones a la lista de mi padre, me acordé de esta y volví a escucharla. Cuando terminé, me di cuenta de que lo que siempre había canturreado de pequeña sin conocer su significado era una historia de amor preciosa en la que una persona que no puede valerse por sí misma agradece de todo corazón a quien está cuidándola lo que hace por ella porque, aunque no puede comunicarse con una mirada, es capaz de decirle todo. Voy a hablar de esta canción y de todo esto porque yo he vivido un caso parecido desde muy cerca porque he tenido una abuela sentada en un sillón durante años. Una abuela que cayó en una depresión que hizo que su vida fuese menguando poco a poco; hubo un momento en el que sus piernas dejaron de responderle, hubo un momento en el que empezó a olvidar cosas, un momento en el que ya no podía comer sola, pero ¿sabéis que?, en ninguno de esos momentos mi tía le faltó. Mi tía la cuidaba día y noche, le preparaba su plato de comida, se lo daba, la vestía, la lavaba. Hacía todo aquello que mi abuela ya no podía permitirse hacer.

   Cuando yo iba a casa de mi abuela observaba como mi tía con todo el amor del mundo se encargaba de ella. A decir verdad, creo que nunca he visto a nadie tratar a otra persona con tanto cariño como ella lo hacía. Y entonces veía como mi abuela la miraba con unos ojos llenos de amor que lo decían todo porque, aunque no podía expresarse bien, sus ojos hablaban por si solos porque como bien dicen: los ojos son el reflejo del alma.

 

   Por ello quiero que escuchéis esta canción, porque es la canción que, si mi abuela hubiese podido, le hubiese dedicado a mi tía:

  
      




    Casi todo lo que dice está canción me recuerda a mi abuela, porque ella no habría podido vivir sin mi tía. Por eso, esté donde esté, esta siempre será su canción.

    Y a raíz de todo esto recordé una carta que un día mi padre encontró en internet  y que le gustó tanto que decidió recitarla añadiéndole la banda sonora de la Lista de Schindler, una película que ha visto tantas y tantas veces y que tiene pendiente volver a ver conmigo. Esa carta narra las palabras de un padre a su hijo, en las que le pide paciencia, cariño y comprensión conforme a su avanzada edad, le pide que le cuide tal y como hizo él cuando era pequeño. Es una carta que me pareció que toda persona tendría que escuchar, al menos, una vez en su vida. Por eso, hoy, la he traído hasta vosotros. Es cierto que es una carta triste, pero está llena de verdades y amor.





                                           

 

   Con esto, solo quiero que recapacitemos. Para que en un futuro, seamos capaces de cuidar de nuestros mayores como ellos día a día han hecho con nosotros. Porque les debemos todo, les debemos lo que somos hoy y lo que seremos mañana. Porque ellos nos dieron la oportunidad de vivir. Y nosotros, tenemos la oportunidad de aprovecharlo.